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Descubra estos castillos imprescindibles para visitar, explorar y (re)descubrir en cada estación.
El château d'Angers, ¡una fortaleza medieval inexpugnable!
La historia del château d'Angers comienza en 1230, cuando Anjou estaba en la frontera del Reino de Francia. Blanca de Castilla, madre del futuro San Luis, ordenó la construcción de una fortaleza con murallas de medio kilómetro de largo.
La obra emprendida fue colosal, con 17 torres añadidas a las murallas. Sus profundos fosos y sus ingeniosas defensas la convierten en un edificio inexpugnable.
Además de residencia de los duques de Anjou, el château d'Angers sirvió de prisión. Nicolas Fouquet, por ejemplo, fue encerrado allí tras su detención en Nantes por d'Artagnan.
Se le conoce como la Fortaleza del Apocalipsis... porque contiene una impresionante colgadura del mismo nombre, recientemente inscrita en la lista de la UNESCO.
© Bernard Renoux / Centre des monuments nationaux
El château d'Azay-le-Rideau, joya del Renacimiento francés
Esta joya de la arquitectura del Renacimiento francés temprano fue construida durante el reinado de Francisco I por Gilles Berthelot, financiero del rey.
La fachada norte es la primera que se ve al llegar. Alberga la escalera recta construida en el centro del edificio principal. Es el elemento más innovador del château d'Azay-le-Rideau, ya que difiere de las escaleras de caracol típicas del Renacimiento.
A partir de 1791, tres generaciones del marqués de Biencourt continuaron embelleciendo el castillo. El parque, por su parte, se transformó en un jardín a la inglesa con especies exóticas.
El toque final para realzar esta obra maestra se añadió en 1950: un brazo del Indre se ensanchó para flanquear los cimientos del monumento, produciendo el efecto de un espejo de agua.
Léonard de Serres
El poético château de Talcy
Poético y bucólico, el château de Talcy se distingue de sus vecinos del Loira.
Mignonne, allons voir si la rose... ¿Reconoce estos versos de Pierre de Ronsard? El poeta los escribió en 1545 para Cassandre Salviati, hija del propietario del castillo, Bernard Salviati, ¡pero la poesía no se detiene ahí, en el "castillo de las musas"! En plena Guerra de Religiones, el poeta protestante Théodore Agrippa d'Aubigné fue acogido en Talcy... porque estaba locamente enamorado de Diane Salviati, nieta de Bernard Salviati.
En el siglo XVIII, el château de Talcy se convirtió en una residencia de campo. Una familia parisina se instaló en él y lo transformó en una vasta finca agrícola de 550 hectáreas, 7 de las cuales se reservaron a un jardín que hoy ha recuperado su esplendor y ha sido galardonado con el sello de "Jardín notable" en 2022.
© Léonard de Serres / Centre des monuments nationaux
A las puertas de París, el château de Champs-sur-Marne
El château de Champs-sur-Marne es típico de las residencias campestres del siglo XVIII. Es el lugar ideal para evadirse en la región parisina.
Totalmente amueblado, alberga 900 objetos de colección que se podrán admirar durante toda la visita. Su salón chino, diseñado por Christophe Huet, es de visita obligada: recuerda el gusto de la época por el Extremo Oriente.
A lo largo de los siglos, el château de Champs-sur-Marne ha acogido a personajes tan ilustres como la marquesa de Pompadour, Diderot o Marcel Proust.
Cuando Louis Cahen d'Anvers compró el castillo en 1895, el parque había perdido parte de su esplendor. Encargó su diseño a Henri Duchêne. El jardín francés, con sus borduras, estanques y vistas al Marne, fue restaurado. El jardín a la inglesa, por su parte, está formado por sinuosos senderos que serpentean entre prados.
© Yann Monel / Centre des monuments nationaux
El château de Pierrefonds reinventado en el siglo XIX
La historia del château de Pierrefonds comienza a finales de la Edad Media, cuando Luis de Orleans decide construir una verdadera fortaleza en el estratégico emplazamiento de Pierrefonds.
Asesinado en 1407 por su primo Juan el Temerario, se suspendió la construcción del castillo.
Incorporado al dominio real en 1498, el castillo siguió siendo un símbolo del antiguo sistema feudal, lo que disgustó a Luis XIII, que lo hizo desmantelar.
Hubo que esperar hasta el siglo XIX para que el château de Pierrefonds cobrara nueva vida. El emperador Napoleón III y su esposa Eugenia quisieron convertirlo en una residencia de recreo y encargaron su restauración al arquitecto Viollet-le-Duc.
¿Su objetivo? Revivir la edad de oro de la arquitectura francesa, el periodo gótico. Tanto el exterior como el interior del castillo fueron reinventados, con sus impresionantes fortificaciones y su asombrosa Salle des Preuses.
© 4vents - Centre des monuments nationaux
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